La viña noruega Odfjell, en un inédito evento, presentó a los distintos productores que elaboran vinos en su bodega.
Odfjell hace años realiza un trabajo potente de sustentabilidad enfocado principalmente en desarrollar una labor en armonía con el medio ambiente y la comunidad. El primer paso fue eliminar el uso de productos químicos, después avanzaron hacia el manejo y la certificación orgánica, y posteriormente comenzaron con los cultivos biodinámicos en sus campos del sur, para finalmente complementar esta transición con los viñedos, donde se ubica su bodega, en Padre Hurtado. Asimismo a través de los años han implementado varias prácticas con el fin de reforzar este principio, tanto en sus predios como con sus trabajadores, programas sociales y ahora en una asociatividad, que tiene que ver con su espíritu explorador, innovador y de construir relaciones, que son parte de los valores de la viña, donde abre las puertas a distintos productores para que elaboren sus propios vinos.
Tras esto, la viña efectuó en el restaurante
Castillo Forestal una mini feria para presentar los diferentes exponentes que
se elaboran en su bodega y a los profesionales que hay detrás de ellos. En 2006
el pionero fue Arnaud Hereu, enólogo de Odfjell, con sus vinos personales, y hoy
se suman cinco productores que están realizando distintos proyectos en su
bodega. De ellos destacamos algunos vinos imperdibles que usted tiene que
probar:
Uno de mis vinos favoritos de la muestra fue el Cinsault The Soothsayer’s Ferment 2015 de
Bío Bío ($11.000) de Derek Mossman, de viña Garage Wine, quien tiene varios
tintos sorprendentes en su portafolio, caracterizándose por hacer vinos experimentales,
hechos a mano, con mínima intervención. Este Cinsault, que proviene de tres
distintos campos de Portezuelo y Guarilihue, es un verdadero jugo de frutas,
con toques a cerezas y frutillas. Tiene buen cuerpo, es fresco, se bebe fácil
pero luego le siguen varias capas de aromas y sabores, que lo hacen más
complejo. Pruébelo con chunchules.
Siguiendo con viña Puralma
y su productor Arturo Labbé, quien fue por años el viticultor de Odfjell y
uno de los principales impulsores de la introducción del manejo orgánico y
biodinámico en la viña, destacamos su Malbec
2014 del valle de Colchagua ($10.000). Un vino de la zona de Cunaco, que
sigue esta práctica, fermentado con levaduras nativas y sin filtrar. Tiene una
guarda de 8 meses en barricas usadas. Es un vino sabroso, con mucha frescura, aromas
a frutas azules como arándanos, a maqui, flores, tiza, con agradable acidez
final. Disfrútelo con un guiso de lentejas.
Otro vino que tienen que probar es el nuevo Carignan 2013 del valle del Maule ($15.990) de la enóloga Paola Poblete
con su proyecto familiar Blue Wines, el cual proviene de Cauquenes, con una
crianza de 20 meses en barrica francesa (20% de primer uso). Tiene aromas florales,
a fruta roja y hierbas, con acidez vibrante, más taninos redondos y frutales.
Acompáñelo con carnes de caza como pato.
El enólogo de Odfjell Arnaud
Hereu tiene dos vinos: uno más serio y complejo llamado Hereu, que es mezcla de Syrah, Malbec y
Carignan. Y Travesti 2015 del valle del Maule ($9.000), que es un vino más
frutal, ligero y fácil, para beber más de una botella. No tiene nada de paso
por barrica, por eso predominan los aromas a cereza fresca y ciruelas. Su boca
es cremosa y sedosa con agradable acidez, que lo hacen perfecto para beber con
prietas.
El proyecto Bowines, de
la mano del enólogo Alvin Miranda, nace en 2006 luego de estar más de 10 años
en Europa haciendo vinos. Una vez que llegó a Chile le encantó el potencial de
la Carignan y comenzó a producir vinos a pequeña escala con apego y respeto a
la expresión de la naturaleza. Hoy ya tiene cuatro exponentes en su portafolio
que siguen la misma línea. De su selección no deje de probar el Fillo Carignan 2015 del Maule ($8.990),
que proviene de viñedos de más de 60 años de Loncomilla, sin paso por madera.
Tiene aromas frutales, a guindas, con acidez jugosa, más una boca fresca y
frutal. Pruébelo con pasta con callampas.
Maurizio
Garibaldi
destacó con su Mako Sauvignon Blanc 2015 del valle de
Casablanca ($11.000). El enólogo cosecha la fruta más tarde de lo habitual
para favorecer las notas a fruta madura, con una crianza en barricas usadas (entre
5-7 meses) del 10% del vino. ¿El resultado? es un sauvignon con aromas a fruta
blanca madura, a membrillo, flores blancas y durazno blanquillo. Tiene una boca
con peso, equilibrada y larga. Bébalo con mero a la parrilla.
Finalmente, la degustación, además, contó con algunas de sus variedades
mediterráneas que van en la línea Orzada. Y que hoy, además, suma un potente
Petite Syrah 2014 del Maule. De ellos su Tannat y Mourvedre son dos vinos que
me gustan mucho por su bebilidad y sedosidad. El Orzada Tannat 2014 del Maule ($13.500), con una crianza de 12 meses
en barricas usadas, tiene notas a frutas negras, a poleo y hierbas, más una
boca jugosa, aterciopelada y larga. Ideal para probar con choricillos.
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