¡Cautivador! Posiblemente no hay otra definición para este restaurante que no tiene parangón en la capital, más aún cuando su cocina brilla tanto o más que su decoración, donde la imaginación se queda corta.
Cuando
a las 8 de la tarde (en horario de verano) abren las puertas del Sarita
Colonia, si bien no hay filas para ingresar, muchos esperan en las veredas
aledañas para ingresar a este verdadero templo gastronómico que deja casi sin
aire a los que aún no lo conocen, donde no han escatimado esfuerzos para
convertirlo en el comedor más kitsch del circuito gastronómico capitalino.
Lo
bautizaron como una versión travesti de la cocina peruana, una que confunde y
encanta, pero a lo largo del tiempo ha consolidado una cocina peruana moderna,
de base norteña, pero con productos chilenos y técnicas étnicas diferentes,
algo que difiere totalmente de la clásica cocina peruana que hemos conocido
estos últimos años.
Detrás
de las viejas mamparas de una casona sin letrero alguno, se esconde la magia y
el encanto que ofrece este restaurante que nunca ha dejado de impresionar. Por
ello, cada cierto tiempo cambian su carta gastronómica y de alcoholes, con la
finalidad de renovar la oferta para sus clientes frecuentes y también presentar
nuevos cócteles, uno de los fuertes del lugar. No se puede dejar de probar el “Corazón
Negro”, con licor Parfait Amour, pisco Sagrado Corazón especial, jugo de maqui
y pomelo, o de conocer “Tu Media Naranja”, con Gin República Andina, jugo de
zanahoria y naranja, syrup de mandarina y tónica, ambos grandes aperitivos que
invitan a compartirlo junto a un sabroso (y difícil de encontrar) Ceviche de
chochas, ostiones y pulpo ($13.900), marinado en jugo de
limón de pica, cilantro, sal y ají limo, servido con cancha y puré de camote,
que devuelve el alma al cuerpo, dada su calidad. Ahora, si el lector es amante
de la palta, imperdible será la Palta Reina ($12.900) rellena con ostiones, calamares
y camarones salteados, papas, salsa teriyaki y fideos de arroz crocante, que cautiva
y enamora.
Los
fondos son adictivos. El “cremoso de mote al ají amarillo” es una guarnición que
en este caso acompaña a una sobrecostilla glaseada ($14.900), pero a muchos les
sobrará la carne ya que el acompañamiento es apoteósico. Una preparación tan
brillante como sus Ajíes verdes rellenos de mariscos en salsa blanca, salsa de
mariscos (ají amarillo, vino blanco, fondo de mariscos), láminas de palta y
chalaquita de ajíes blanqueados. ($12.900), que, a pesar de parecer un plato
picante, no lo es y se ha convertido en uno de los más solicitados de la nueva
carta de este lugar.
A
la hora del postre, y para valientes (y valientas –si me perdona la RAE-) no
hay que perderse el Princesa 2.0 ($6.900), una mousse de maní, brownie de
chocolate, helado de chocolate, maní garrapiñado y salsa butterscotch. Todo un
fin de fiesta.
Si
el lector conoce el Sarita Colonia, regrese pronto ya que la nueva carta merece
otra visita. Si, por el contrario, aún no ha tenido la oportunidad de
conocerlo, hágase un tiempo lo más pronto posible, reserve una mesa y no se
pierda uno de los restaurantes más exóticos de la capital (y del país). Nada se
le puede comparar y nadie, en su sano juicio, podría imitarlo. Es único y
exclusivo.
Verdaderamente
atómico.
SARITA COLONIA
Dirección: Loreto 40, Recoleta
Teléfono: 22881 3937
*Juan Antonio Eymin es cronista gastronómico y fundador de Lobby, la primera revista
destinada al sector hotelero y gastronómico de Chile. En la actualidad sus
comentarios pueden ser leídos en varias publicaciones. Su independencia le da
la libertad necesaria para aconsejar a sus lectores, por eso donde va gusta
destacar lo bueno y lo malo.