La historia del Carménère en Chile parece sacada de una novela y nos ha dejado muchas enseñanzas como país. Esta variedad llegó probablemente a nuestro país en las importaciones masivas que se hicieron de variedades de Bordeaux en el siglo XIX (1840 a 1890), por las familias que obtuvieron muchos recursos del Salitre o del Carbón y quisieron expandir sus negocios o tener mayor status social. En esta importación masiva de vides, venían confundidas miles de plantas de Carménère, que en la época ya se dejaba de producir en Francia debido a sus problemas de adaptación en la zona de Bordeaux y su sensibilidad a la filoxera. Cuando Chile empezó a exportar vinos en los ´80, se empezó a comentar que el Merlot que se producía en Chile era muy “distinto” y con características particulares. Incluso se hablaba del Merlot tipo chileno por su marcada diferencia con el francés. En realidad, lo que se cultivaba normalmente como Merlot era Carménère o una mezcla de ambas cepas. El Carménère fue cultivado confundido con el Merlot por más de 100 años.
Cuando se redescubrió esta variedad, en1994, al comienzo fue un escándalo. Cómo poder explicar que lo que - hasta ese momento - se ofrecía como uno de los más importantes vinos de Chile no era tal, sino que una variedad desconocida de Bordeaux, prácticamente extinta. De ahí en adelante, ya conociendo las cualidades y sus características distintivas, se sucedieron miles de hectáreas reconocidas e inscritas cada año y se incorporó el Carmenère en la legislación como variedad con Denominación de Origen. Siempre destaca por su bello color, la suavidad de sus taninos, la particularidad de sus aromas terrosos, especiados y frutales, siendo un excelente vino para armonizar diversos platos, especialmente guisos preparados con carnes rojas y hierbas o champignones, así como todo tipo de carnes condimentadas como los curry.
Hoy en día, Según el Catastro de Plantaciones vitícolas del SAG del año 2013, Carménère es la tercera variedad más plantada en Chile (en virtual empate con Chardonnay), con 10.732 hás siendo el 8,2% de la superficie de viñedos del país, manteniéndose relativamente estable desde el 2011. Chile es el país con más hectáreas de Carmenère en el mundo y el país donde se etiquetan mayor número de botellas con esta variedad.
El Carmenère es muy solicitado en los mercados extranjeros, especialmente en países como Brasil, donde compite mano a mano con el Cabernet Sauvignon. Ofrecer una variedad que no tiene competencia en el mundo es, sin duda, una gran ventaja, transformando al Carmenère en un pilar fundamental de la producción y exportación del vino chileno.
Gracias a ello, se ha ido consolidando cada año desde su redescubrimiento y uno de los eventos que ha gritado con fuerza lo orgullosos que estamos de él ha sido el concurso “Carménère al Mundo”, que organiza desde el 2006 la Asociación de Ingenieros Agronomos Enólogos de Chile, que este año realiza su cuarta versión, reafirmando su importancia y asegurando su sitial en los mercados internacionales. En esta oportunidad, se invitarán a 21 jurados de Francia, Japón, Brasil, Argentina, España, Uruguay entre otros, siendo el único concurso en Chile que cuenta con el patrocinio de la OIV (Organización Internacional de la vid y el vino) y la UIOE (Unión Internacional de Enólogos). Para darle más relevancia comercial, se enfocará en Brasil y Japón, mercados clave para la cepa, trayendo jurados clave de esos dos orígenes y después ofreciendo una degustación de los 10 mejores vinos del concurso en esos mismos países a público especializado y líderes de opinión.
El Carménère nos transformó como país y nos dio una lección. Nunca se sabrá a ciencia cierta si las plantas importadas desde Francia fueron un simple “error” o se trató de un engaño deliberado por parte de comerciantes inescrupulosos que no tenían mercado para esas plantas. El caso es que esto, al descubrirse un siglo después y visto al principio como una gran amenaza para el vino chileno y una vergüenza, se transformó en una tremenda oportunidad de diferenciación y desarrollo de una variedad olvidada en el mundo, que actualmente es un orgullo y pilar fundamental de nuestras exportaciones. Eso es lo que quiere rescatar el “Carménère al Mundo”, que nos motiva como Asociación de Enólogos; a veces las historias del vino nos dejan muchas enseñanzas y se parece más a la vida diaria de lo que parece a simple vista.
Sergio Hormazabal Baglietto es Ingeniero Agrónomo-Enólogo de la PUC y Magister en Viticultura y Enología de la École Superieure Agronomique de Montpellier. Actualmente se desempeña como Enólogo Senior de Viña Ventisquero y es Presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile.
EL CARMENERE, SU CONCURSO Y SUS LECCIONES
La historia del Carménère en Chile parece sacada de una novela y nos ha dejado muchas enseñanzas como país. Esta variedad llegó probablemente a nuestro país en las importaciones masivas que se hicieron de variedades de Bordeaux en el siglo XIX (1840 a 1890), por las familias que obtuvieron muchos recursos del Salitre o del Carbón y quisieron expandir sus negocios o tener mayor status social. En esta importación masiva de vides, venían confundidas miles de plantas de Carménère, que en la época ya se dejaba de producir en Francia debido a sus problemas de adaptación en la zona de Bordeaux y su sensibilidad a la filoxera. Cuando Chile empezó a exportar vinos en los ´80, se empezó a comentar que el Merlot que se producía en Chile era muy “distinto” y con características particulares. Incluso se hablaba del Merlot tipo chileno por su marcada diferencia con el francés. En realidad, lo que se cultivaba normalmente como Merlot era Carménère o una mezcla de ambas cepas. El Carménère fue cultivado confundido con el Merlot por más de 100 años.
Cuando se redescubrió esta variedad, en1994, al comienzo fue un escándalo. Cómo poder explicar que lo que - hasta ese momento - se ofrecía como uno de los más importantes vinos de Chile no era tal, sino que una variedad desconocida de Bordeaux, prácticamente extinta. De ahí en adelante, ya conociendo las cualidades y sus características distintivas, se sucedieron miles de hectáreas reconocidas e inscritas cada año y se incorporó el Carmenère en la legislación como variedad con Denominación de Origen. Siempre destaca por su bello color, la suavidad de sus taninos, la particularidad de sus aromas terrosos, especiados y frutales, siendo un excelente vino para armonizar diversos platos, especialmente guisos preparados con carnes rojas y hierbas o champignones, así como todo tipo de carnes condimentadas como los curry.
Hoy en día, Según el Catastro de Plantaciones vitícolas del SAG del año 2013, Carménère es la tercera variedad más plantada en Chile (en virtual empate con Chardonnay), con 10.732 hás siendo el 8,2% de la superficie de viñedos del país, manteniéndose relativamente estable desde el 2011. Chile es el país con más hectáreas de Carmenère en el mundo y el país donde se etiquetan mayor número de botellas con esta variedad.
El Carmenère es muy solicitado en los mercados extranjeros, especialmente en países como Brasil, donde compite mano a mano con el Cabernet Sauvignon. Ofrecer una variedad que no tiene competencia en el mundo es, sin duda, una gran ventaja, transformando al Carmenère en un pilar fundamental de la producción y exportación del vino chileno.
Gracias a ello, se ha ido consolidando cada año desde su redescubrimiento y uno de los eventos que ha gritado con fuerza lo orgullosos que estamos de él ha sido el concurso “Carménère al Mundo”, que organiza desde el 2006 la Asociación de Ingenieros Agronomos Enólogos de Chile, que este año realiza su cuarta versión, reafirmando su importancia y asegurando su sitial en los mercados internacionales. En esta oportunidad, se invitarán a 21 jurados de Francia, Japón, Brasil, Argentina, España, Uruguay entre otros, siendo el único concurso en Chile que cuenta con el patrocinio de la OIV (Organización Internacional de la vid y el vino) y la UIOE (Unión Internacional de Enólogos). Para darle más relevancia comercial, se enfocará en Brasil y Japón, mercados clave para la cepa, trayendo jurados clave de esos dos orígenes y después ofreciendo una degustación de los 10 mejores vinos del concurso en esos mismos países a público especializado y líderes de opinión.
El Carménère nos transformó como país y nos dio una lección. Nunca se sabrá a ciencia cierta si las plantas importadas desde Francia fueron un simple “error” o se trató de un engaño deliberado por parte de comerciantes inescrupulosos que no tenían mercado para esas plantas. El caso es que esto, al descubrirse un siglo después y visto al principio como una gran amenaza para el vino chileno y una vergüenza, se transformó en una tremenda oportunidad de diferenciación y desarrollo de una variedad olvidada en el mundo, que actualmente es un orgullo y pilar fundamental de nuestras exportaciones. Eso es lo que quiere rescatar el “Carménère al Mundo”, que nos motiva como Asociación de Enólogos; a veces las historias del vino nos dejan muchas enseñanzas y se parece más a la vida diaria de lo que parece a simple vista.
Sergio Hormazabal Baglietto es Ingeniero Agrónomo-Enólogo de la PUC y Magister en Viticultura y Enología de la École Superieure Agronomique de Montpellier. Actualmente se desempeña como Enólogo Senior de Viña Ventisquero y es Presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile.